Amigos
Estaba dormida tan cómodamente que me llevo un gran esfuerzo
despertar cuando mi celular comenzó a sonar, con un ojo entreabierto estire la
mano y toque por toda la mesa de noche esperando dar con él.
- ¿Dónde diablos estás? – Dije aun dormida, como si esperara
que el celular fuera a pararse y decir ¡Oh aquí estoy Eyre! , algo se cayó al
suelo pero no me importo, encontré por fin mi celular y vi que era una llamada
de mi madre, conteste.
- Cariño, ¿Dónde estás? – fue lo primero que me dijo.
- En casa, ¿Qué sucede? – mi voz sonaba como la de un fumador
de 60 años, que horror.
- ¿Estás sola?, ¿Están las chicas contigo? – sonaba
preocupada, eso me hizo despertar por completo.
- Sí, ellas están aquí – mi madre dio un suspiro aliviado –
¿Qué pasa mamá?
- ¿Cerraste tú ventana como todas las noches?
- Uhm…sí ¿Por qué? – Ella no respondió – ¿Mamá? Estas
asustándome.
- No pasa nada cariño, tuve una pesadilla, solo…quería
asegurarme que estabas bien.
- ¿vendrás a casa por mi cumpleaños? – pregunte tratando de
desviar el hecho de que me había despertado por una pesadilla.
- ¿No se supone que iremos a Disneyland? – cierto, no le
había contado a mi madre el cambio de planes, cada año desde que cumplí 18
salimos a hacer algún tipo de actividad, siempre quise ir a Disneyland pero no
teníamos tanto dinero para viajar hasta allí, el año pasado comenzamos a
ahorrar en una cuenta de banco y por fin habíamos juntado lo suficiente pero
ahora yo quería pasar mi cumpleaños con
mis amigos, estaba por graduarme y era mi última oportunidad de hacer
una gran fiesta de universitarios.
- Uhm... sí – no sabía cómo decirle esto – mamá creo que
tendremos que posponerlo – ¿Cómo le
dices a tu mamá que no pasarás tu cumpleaños con ella?
- ¿Qué sucede cariño? Llevamos años planeándolo.
- Sí pero ya sabes, estoy por graduarme y quiero festejar con
mis amigos esta vez – solté, era mejor decirlo de una vez – Katlyn y Bree
comenzaron ya los preparativos, son mis mejores amigas y las quiero mucho y
bueno, nunca he pasado un cumpleaños con ellas, creo que es justo – Listo, no
había vuelta atrás, si iba armarse la
tercera guerra mundial con mi madre por esto era mejor ahora, espere una
respuesta pero solo se quedó en silencio por unos minutos, creí que estaría
molesta pero su respuesta me descoloco.
- ¿Quieres que vaya de todas maneras? – no pude identificar
su reacción.
- ¡Claro que sí!, podemos comer juntas, te extraño muchísimo.
- Muy bien cariño, ¿A dónde irán las chicas y tú?
- Hay un antro buenísimo saliendo de la ciudad, es un poco
rustico pero es precioso, Bree consiguió que nos lo rentaran esa noche.
- ¿Saliendo de la ciudad? , Es demasiado peligroso, no creo
que sea buena idea.
- No está lejos mamá, ahí una estación de bomberos a 20
minutos.
- Estaré ahí el día de tu cumpleaños y veremos, prométeme que
te cuidarás mientras tanto ¿está bien? – sonaba exasperada.
- Sí mami, te amo – no dijo nada en respuesta, colgó.
Nolan
- ¡Hey! – Grite corriendo por el estacionamiento del campus -
Hola, ¿Cómo te sientes hoy? – la chica estaba mirándome con duda.
- Bien, ¿Debería sentirme mal? – dijo mientras cambiaba su
peso de un pie a otro.
- No, solo quería saber si estabas recuperándote bien de tu
desmayo de ayer – reconocimiento cubrió su cara.
- ¡Oh claro!, estoy muy bien ahora, gracias – volteo a su
alrededor como buscando a alguien – Bree debería estar aquí en cualquier
momento.
- ¿Iras a algún lugar importante con ella? – no entendía
porque su comentario.
- No, pero supongo que me hablaste con la intención de saber
de ella – dijo con un aire triunfal.
- ¿Qué? Claro que no, solo quería saber cómo estabas – me
miró fijamente.
- Bueno gracias por tu preocupación Noah, espero que te
sientas mejor tú también.
- Lo hago gracias – hice una pausa - me temo que no se tu nombre – era verdad y
necesitaba saberlo no solo porque no supiera como referirme a ella más que como
“la chica de la cafetería”.
- ¿Por qué necesitas saber mi nombre? – pregunto demasiado
seria para mi sorpresa.
- En realidad no lo necesito, puedo llamarte “desmayada” si
prefieres – dije mientras señalaba las comillas con mis manos.
- Podrías referirte a mí como la amiga de Katlyn también –
dijo con una media sonrisa, no estaba enfadada después de todo.
- Sin nombre – ella volteo a verme - serás la chica sin
nombre – se rio en voz alta, una risa dulce y llena de alegría pura.
- Soy Eyre – dijo y extendió su mano para un saludo formal.
- Un placer Eyre – dije tomando su mano y depositando un beso
en el dorso de ella - Soy Noah, pero eso
ya lo sabes –un lento y tenue rubor se estableció en sus mejillas, el sol
resaltaba los tonos cobrizos y dorados de su cabello y su sonrisa iluminaba
todo su rostro - Eres preciosa –dije sin
pensar y ella alejo su mano de la mía ¿Por qué dije eso?
- ¿Qué pretendes? – pregunto.
- Nada, fue un simple cumplido, apuesto a que los escuchas
mucho - me enderece y trate de parecer
casual.
- Pues –dudo – en realidad no – dijo lastimosamente, le
costaba aceptarlo.
- Entonces los chicos aquí están ciegos – ella se rio sin
ganas.
- Es difícil recibir halagos cuando vives con Bree y Katlyn
cerca todo el tiempo – ladee mi cabeza con duda ¿Por qué era difícil? Bree y
Katlyn eran atractivas sí, pero Eyre era preciosa, tenía carácter, tenía
belleza y su alma era pura y noble.
-No lo entiendes ¿cierto? – Sin darme tiempo a responder
continuo – Claro, ¿Por qué lo harías?, eres atractivo y las chicas te miran
constantemente, no sabes lo que es pasar desapercibido, siendo opacado por
alguien con belleza superior – dijo casi molesta.
- ¿Piensas que soy atractivo? – levante una ceja y le sonreí.
- No, me refería a que las chicas piensan que lo eres, ¿Has
notado como te miran? – mire a mi
alrededor, una mata de cabello rojo llamo mi atención, Brianna - ¿Vas a decir
algo? – dijo levantando una ceja.
- Yo creo que eres preciosa, cualquiera que no lo note es
porque eres demasiado superior para sus expectativas y mentes pequeñas – y era
verdad, ella era bella como una tarde de otoño y vibrante como el campo durante
la primavera, hermosa, natural, exótica y llena de vida. Ella era un trago de
vida, siempre lo había sido.
- Wow – dijo mirándome – gracias, supongo – abrí la boca para
comentar algo más cuando Shirley llego saltando hacia nosotros luciendo
extrañamente feliz.
- Hola hermanito – saludo – Hola Eyre ¿Te encuentras mejor
hoy? Noah me dijo lo que sucedió ayer –
su cara de preocupación no pudo haber sido más falsa.
- Estoy súper bien hoy Shirley, gracias – dijo sin despegar
sus ojos de mi lo que a Shirley no le pasó desapercibido.
- ¿Interrumpo algo? – Eyre aparto su vista para mirar a
Shirley y negó con la cabeza – Bien, entonces deberíamos ir a clases Eyre –
Shirley la tomo de la mano y camino rumbo al edificio, iba a seguirlas cuando
una visión fugaz de Lana invadió mi mente, esperaba que tuviera algo realmente
bueno que aportar, estábamos a contratiempo así que subí a mi auto y conduje
hacia el lago.
Eyre
Shirley era más veloz de lo que parecía, me llevo
prácticamente corriendo por todo el edificio hasta el aula del Sr. Doyle,
tomamos asiento una al lado de la otra y observe el aula, estaba prácticamente
vacía y faltaban 5 minutos para la clase.
- ¿Dónde están todos? – pregunte a Shirley.
- No tengo idea, quizá hay mucho tráfico – dijo con un
encogimiento de hombros. Un celular vibro
en el fondo del salón.
- El sr. Doyle acaba de mandarme un mensaje – dijo Becca
quien era prácticamente la secretaria del Sr. Doyle desde que ella se dedicó a
alabar su labor como maestro todo el semestre pasado – dice que no podrá llegar
a clase debido a que un alumno tuvo un accidente.
- ¿Qué clase de accidente? – pregunto Shirley luciendo
molesta.
- Se aventó de la terraza del segundo piso – respondió Becca,
se veía realmente afectada por la noticia y Becca pocas veces mostraba lo que
sentía, generalmente era una engreída, grosera, presumida y odiosa cabeza
hueca.
- ¿Le sucedió algo
grave? – pregunto alguien del grupo.
- No, solo tiene un brazo roto, corrió con mucha suerte –
respondió levantándose de su lugar y salió casi corriendo.
Shirley y yo salimos del aula y caminamos sin rumbo, ella se
veía seria todavía, se veía enfadada y aunque temía preguntar necesitaba saber
si se encontraba bien.
- ¿Ocurre algo Shirley? – ella me miro y sacudió su cabeza
pero no dijo nada – ¿En qué piensas?
- Me resulta increíble que alguien pueda solo tirarse de un
segundo piso, los humanos no valoran la corta vida que se les da.
- No, los humanos muchas veces tenemos problemas que tememos
afrontar, algunos simplemente son más cobardes que otros – respondí, llamo mi
atención la forma en que dijo la palabra humanos, casi con repudio.
- Necesitan aprender a vivir – sacudió su cabeza nuevamente y
se detuvo – debo hacer algunas cosas Eyre, te veré en la cafetería.
Así que estaba sola, Shirley corrió todo el pasillo hasta
perderse, no entendía que le pasaba, quizá tuvo algún amigo o familiar que se
suicidó y por eso estaba tan afectada, camine hasta la cafetería, como era de
esperarse no había nadie, cada que pasaba algo inusual todo mundo se reunía en
el campo de entrenamiento a compartir información al respecto, camine hasta la
registradora y pedí una soda de dieta a la señora Montellano, era una mujer
gorda que cuidaba muy poco su imagen pero era buena y amable con todos, sin
contar el hecho de que hacia el mejor pay de limón de todo el estado.
- ¿Sabes que esa cosa de dietética no tiene nada verdad? –
Dijo alguien a mis espaldas, tristemente pude reconocerlo sin tener que
voltear.
- ¿Debería de importarme? – dije sin voltear a verlo.
- Sí, estás metiendo un montón de azúcar y sustancias toxicas
a tu cuerpo, no creo que sea bueno a menos que seas un duende o algo así.
- ¿Por qué a un duende le gustaría el refresco? - ¿De verdad
me estaba hablando de duendes? Solo faltaba que dijera que su película favorita
era blanca nieves.
-Les gustan las cosas dulces pero tienes razón, no les
gustaría el refresco y menos “dietético” – marco las comillas en el aire con
sus dedos” - es azúcar química.
- Bueno, gracias por la clase de nutrición, puedes irte ya –
dije pagándole a la señora de la cafetería quien me dedico una media sonrisa y
una sonrisa completa y enorme a Aidan.
- No te enojes Eyre, me preocupa que tomes esas cosas pero si
te molesta está bien, ya no lo haré – voltee a verlo, estaba impresionante sí,
no podía negarlo pero aún me molestaba tenerlo cerca, la vergüenza por la forma
en que nos conocimos podía conmigo – hagamos las pases ¿Sí? – dijo haciendo un
puchero, era una vista divertida y sonreí inevitablemente.
- ¿Pucheros Aidan? No pensé que fueras de esos – sonrió en
respuesta, tenía una sonrisa agradable, le sentaba bien lo hacía lucir aún más
atractivo si eso era posible.
- A veces es necesario jugar sucio – se encogió de hombros y
menee mi cabeza con desaprobación, no iba a caer tan fácil.
- Vamos Eyre, seamos amigos, no tenemos por qué pelear
siempre que nos vemos.
- Nos hemos visto como uhm
- conté con mis dedos – 3 veces – dije haciendo un mohín.
- y las 3 veces hemos discutido por algo sin sentido, no seas
cabezota, hagamos las paces – junto sus manos a modo de súplica y me miro como
lo haría el gato de shrek probablemente.
- Este bien –dije al final ¿Cómo podría oponerme a un hombre
increíblemente apuesto haciendo pucheros? Llámenme enferma pero me resultaba
tierno. – Pero si haces algo que no me parezca volveré a odiarte – Aidan puso
una expresión de dolor y volteo su mirada a un punto muerto.
- ¿Me odias? – pregunto aun sin mirarme.
- Yo…no, en realidad no te odio, solo eres demasiado
desagradable en ocasiones – le dije y en realidad era verdad, no lo odiaba pero
su actitud me resultaba incomoda en momentos.
- No hemos tenido suficiente oportunidad de conocernos – me
miro y continuo – vayamos a comer mañana a esa cafetería donde te vi la primera
vez – imposible, pensé, no podía dejar que Meghan me viera llegar con él.
- Almorcemos juntos mejor – no era una pregunta – si no nos asesinamos
en el almuerzo reprogramamos la comida.
- De acuerdo, pero almorzaremos solos tu y yo, sin tus amigas
– acepte, no era un riesgo, de igual manera Bree estaba demasiado ocupada
planeando mi fiesta de cumpleaños y Katlyn estaba yendo a entrevistas de
trabajo.
Aidan hizo una pequeña reverencia y se fue, quizá esta no fuese la peor idea, Aidan era
agradable y eso era sorprendente porque resultaba ser justo lo opuesto que sus
hermanos, inclusive de su gemelo era muy diferente.
Kieran Garnett era tan encantador como cualquier chico que
pretende quedar bien pero no tenía la personalidad simple y dulce que Aidan
dejaba salir sutilmente.
Amigos, no lo hubiera pensando bajo ninguna circunstancia la
primera vez que lo vi.
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