Rumores
de hadas
Nolan
- ¿Lana? – llame a la pequeña hada de agua por octava vez,
llegue tan pronto como pude después de ver su llamado, no podía estar muy
lejos, examine la orilla de lago y luego mire hacia arriba a los arboles
tratando de encontrarla, no había ningún atisbo de brillo merodeando por allí.
- Lana soy Nolan, ¿Estás bien? – repetí, llevaba 10 minutos
llamándola ¿Dónde se había metido? – Te traje caramelos – sabía que le había
prometido fresas pero tenía tanta prisa por llegar aquí que no pude pasar a
buscarlas, todo lo que tenía a la mano eran caramelos y goma de mascar.
- Vamos Lana, ¿Dónde estás? – Un movimiento detrás de un
arbusto llamo mi atención, trate de acercarme lentamente, si no era Lana no
quería molestar a lo que sea que estuviera ahí, acerque mi mano lentamente para
mover la hierba cuando una voz me sobresalto.
- A los conejos no les gusta que los molesten – dijo – se
asustan fácilmente y su corazón corre deprisa.
Me giré para verla, aparentemente había encontrado los
caramelos puesto que tenía varios dentro de su boca y las pequeñas manos llenas
de dulce.
- ¿Estas bien? – pregunté y realmente me importaba saberlo,
era pequeña, sus poderes aun no eran fuertes lo que significaba que estaba
expuesta.
- Sí – dijo con gesto apenado – estaba aquí esperándote pero
había un colibrí bebé herido, lo lleve con las hadas fauna para que lo curaran.
– Las hadas vivían constantemente preocupadas por todo su entorno, ver a un
animal herido era siempre trágico para ellas, las hadas fauna eran un grupo de
hadas que pasaban su vida entre humanos aprendiendo técnicas para curar a los
animales, ese conocimiento más un poco de magia hacia una gran diferencia para
la conservación de las pocas especies que quedaban en el mundo humano.
- Entiendo, eso es un gesto muy amable Lana – la pequeña me
miro sonriendo, el comentario le había agradado - ¿Tenias algo que contarme? –
pregunté rogando por dentro que así fuera.
- Estaba recolectando semillas anoche – dijo mientras metía
un caramelo a su boca – mamá me dijo que no me alejara mucho pero lo hice
porque las mejores semillas están en el centro del bosque, cerca de un gran
roble viejo – sus pequeños ojos inspeccionaban mi rostro en busca de una
reacción de molestia posiblemente – cuando estaba allí vi a una mujer humana,
se veía joven pero no tanto – dudo un segundo – posiblemente se viera como mi
tía Bella cuando toma su forma humana – yo no tenía idea de cómo lucia su tía
Bella pero asentí para que continuará – ella tenía una vibración muy muy alta
pero mamá siempre dice que hay humanos que pueden tenerla así que lo ignore, de
rato llego un chico, se veía como tú pero sus ojos no eran como las hojas de
los árboles, él la llamo mamá y se abrazaron por mucho tiempo.
- ¿Ellos dijeron algo? – pregunte sentándome en el suelo,
ella imito mi acción y se sentó junto a mí.
- Él hablo de una chica, dijo que estaba feliz de poderse
acercar a ella después de tanto tiempo pero que le preocupaba que sus hermanos
la encontrarán, ella dijo que debía decidir algo pero pude entender que era. –
Lana me miro expectante, quería que yo le aclarara las cosas pero no podía
hacerlo porque ni siquiera sabía lo que ocurría, no esperaba esta clase de
información ni sabía con certeza quienes eran, aunque tenía una sospecha no me
quería adelantar.
- ¿Sabes algo más Lana?, cualquier cosa que hayas escuchado
me ayudará mucho.
- Escuche a los gnomos hablar de que los hijos del oscuro
estaban en el mundo mortal y que vieron a una chica…Diana…viana…
- Brianna – ella asintió frenéticamente.
- Ese era su nombre, la vieron a ella haciendo tratos con
mestizos que han abandonado el otro mundo.
- ¿Sabes para qué?
- Ellos dicen que quiere usar el poder de sentir energía de
los mestizos para encontrar a la heredera ya que ellos solo pueden olfatear y
no han logrado dar con ella por eso – Con mestizos de su lado era cuestión de
tiempo para que dieran con la chica, no sería inmediato puesto que el ultimo
mestizo que abandono el otro mundo se fue hace 50 años, estaban fuera de
practica por así decirlo pero el día del cumpleaños de la heredera su energía
vibraría tan alto que no podría pasarles desapercibido.
- Ellos no encontrarán a la heredera ¿verdad? – preguntó Lana
viéndose tan triste como un niño cuando descubre que Santa Claus no existe.
- Me encargaré de que no lo hagan –dije revolviendo su
cabello – mantendré a salvo a la heredera, lo prometo – su rostro se ilumino al
instante y sonrió enormemente.
- Tú sabes donde esta – declaro confiada aun con una gran
sonrisa en su regordeta cara.
- ¿Por qué dices eso? – no iba a negarlo, necesitaba mantener
la fe en ella para que me siguiera ayudando, así funcionaba esto con las hadas,
todo en su mundo, hasta su existencia misma, era cuestión de fe.
- Dijiste que la mantendrás a salvo, no hubieras dicho si no
supieras donde está.
- Puede ser – le confié – pero necesito que esto sea nuestro
secreto, no queremos alertar a los malos de que dimos con ella ¿cierto?
- No, te prometo – dijo poniendo su mano el alto, lista para
hacer un juramento – que no le diré a nadie nuestro secreto, ni siquiera a
mamá.
Resultaba un poco obvio que la pequeña estaba emocionada, ser
parte de algo importante siempre era emocionante para las hadas, sobre todo
para las más jóvenes, con la edad tendían a hartarse y preferían vivir
solitariamente realizando las labores que nacieron destinadas a hacer, aun así
era demasiado joven e iba a mantenerla alejada del peligro que implicaba esta
búsqueda, mientras pudiera solo mantenerla como informante estaba a salvo.
- Mantenme al tanto de cualquier cosa ¿Está bien? – ella
asintió conforme –si vuelves a ver a las personas que viste anoche presta
atención a lo que dicen y cuéntamelo todo, no tengo idea de que pueda ocurrir
con ellos.
- Él no era persona – dijo de repente – es decir, no era
humano, podía sentirlo.
- ¿Qué era entonces? – esperaba que ella hubiera podido
identificarlo.
- Un cambiante – respondió otra voz a lo lejos, una mujer
joven venia caminando hacia nosotros, usaba un brillante vestido verde hasta
sus delgadas rodillas y su cabello estaba perfectamente peinado en una sola
trenza, no la conocía pero Lana sí, corrió hasta ella y la abrazo fuertemente,
me acerque a ellas, no entendí nada hasta que estuve lo suficientemente cerca
para ver la insignia que llevaba marcada en su muñeca. Era la guardiana del
boque,
- Maeve, que gusto verte, ha pasado un tiempo – salude.
- Hola Nolan – dijo simplemente.
Lana miro entre ella y yo con sus pequeñas cejas juntas. -
¿Se conocen? – pregunto finalmente.
- Sí Lana, Nolan y yo somos viejos amigos – eso era una verdad
a medias, Maeve había sido mi novia años atrás hasta que decidió dejarme por
otro mestizo, pese a todo habíamos llevado una relación pacifica cuando ella
decidió mudarse a América.
- ¿Cómo sabes que era un cambiante? – pregunte desviando el
tema, no estaba particularmente interesado en una conversación casual en estos
momentos.
- Porque lo he visto correr por este bosque desde hace días,
soy la guardiana, nada pasa en mi bosque sin que yo lo sepa.
- ¿Sabes porque estamos aquí? – estaba casi completamente
seguro de que lo sabía pero necesitaba que se sintiera incluida o podría
quitarme a única fuente de información en el bosque, Lana.
- Si me pides mi opinión la heredera está lejos de existir a
estas alturas – dijo en un tono condescendiente.
- Es una fortuna que no te la haya pedido – Maeve me dedico
una mirada molesta pero ciertamente no lograba entender a que se debía tanto
recelo – Estamos cerca de encontrarla Maeve, sabes que Aria era precavida y
poderosa, supo ocultarla bien.
- Los guardianes han estado hablando, ellos no creen que ella
sea real, si lo fuera ya la hubiéramos sentido.
- Deja que nosotros nos ocupemos de eso Mae, solo necesito
que nos proporciones todo lo que sepas respecto a los cambiantes que merodean
por aquí.
- No vienen de paseo ¿Cierto? – Maeve rio sin ganas y bajo la
mirada, esto le afectaba probablemente solo por las hadas.
- No, creemos que buscan lo mismo que nosotros, tenemos que
ir delante de ellos – ella miro a Lana y asintió suavemente.
- Esta bien, le daremos a Lana un permiso y protección para
que merodee por el bosque en busca de cualquier cosa – No esperaba eso, Lana
abrió sus ojos enormemente y sonrió, estaba emocionada – Me quedo más tranquila
si sé que hay alguien cuidando de ella, Nolan si me necesitabas informantes pudiste
habérmelo pedido.
- Lo sé Mae, pero pedir verte era enterar a todo mundo.
- Lana, vuelve a casa, yo me quedare con Nolan – Dijo Maeve,
no me agradaba la idea pero escucharla era lo mínimo que podía hacer dado que
estaba ayudándome ahora. Lana asintió y corrió por todo el bosque canturreando,
era una pequeña agradable. Cuando la perdimos de vista Maeve puso gesto serio y
comenzó a retorcer su vestido de seda en sus manos.
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