Esperanza
- ¿Prefieres el verde espuma de mar o el azul aqua? –
Preguntó Bree mientras tecleaba algo en su portátil.
- ¿No son iguales? – pregunté, realmente no venía a mi mente
la diferencia.
- Claro que no, uno lleva más azul y el otro lleva más verde,
son totalmente diferentes. – respondió aun sin quitar la vista de la pantalla.
- Espuma de mar supongo, ni siquiera sé que estás haciendo
Bree – y era verdad, llevaba 1 hora hablando de colores y formas pero no me
había dicho aun que era en lo que trabajaba.
- Tus invitaciones, tonta, ¡daremos la fiesta del año! – dijo
emocionada.
- ¿No es muy de fiesta infantil dar invitaciones? – me
resultaba extraña la simple idea, juro que si decía que tendríamos piñata la
llevaría a una clínica de urgencia, yo iba a cumplir 23 años, por Dios.
- No, es solo para que los invitados puedan entrar al antro,
por cierto, necesito tu lista de invitados.
- ¿MI lista de invitados? – enfatice más el “mi” debido a que
bueno, ¿De que hablaba? Era mi fiesta, ¿A quién planeaba invitar?
- Hice una lista general, compañeros de laboratorio, del
club, de trabajo, gente que conocemos las 3 pero no sé a quién específicamente
quieras ahí – respondió mientras garabateaba círculos en una hoja.
- Incluye a Shirley y a su hermano en esa lista – En realidad
me gustaba pensar que una fiesta los ayudaría a encajar, sobre todo a Shir.
- Voy a invitar a los Garnett también –declaro casi temerosa
Bree, al menos era consciente de que no eran mis personas favoritas.
- ¡De ninguna manera! No, olvídalo, es la peor idea que has
tenido, es mi fiesta y no los quiero ahí – dije y le dedique mi mirada más
molesta.
- Vaaaaamos, por favor, sabes que me gusta uno de ellos –
dijo mirándome como lo haría un cachorro pidiendo un trozo de carne.
- Invita entonces solo al que te gusta y asunto resuelto –
Ella pareció meditarlo, no había manera en el mundo de que le permitiera tener
a toda esa familia junta, algo en ellos no me agradaba, había visto a la chica
y literalmente desee salir corriendo cuando su mirada de fijo en mí, era espeluznante.
- Invitare a los gemelos – declaro de repente y casi me ahogo
con el refresco – es decir, sería extraño que invitará solo a uno de ellos
¿Verdad?
- Espera un minuto – deje el vaso sobre la mesa y trague
saliva buscando una manera de preguntar y no sonar, bueno, sospechosa – ¿Te
gusta uno de los gemelos?, no lo hubiera imaginado, creí que te gustaba Noah –
y era verdad, tenía la idea de que Bree tenía cierta fijación por él, al
parecer soy muy mala observando estas cosas.
- Noah es increíble, pero Kieran llego primero, es derecho de
antigüedad – Bree elevo suavemente sus hombros y continuo con lo que sea que
estaba diseñando, definitivamente mi amiga era muy extraña.
- Te dejaré mi lista en la mesa de la cocina – dije
levantándome de mi lugar, necesitaba ducharme y deprimirme un poco con
películas o algo así. Bree no respondió, era evidente que estaba demasiado
enfrascada planeando, pero comenzaba a preguntarme que planeaba más, si la
fiesta o como conquistar a Kieran.
Un escalofrió me recorrió cuando entré a mi habitación, mire
alrededor buscando algo fuera de lugar pero todo lucia exactamente como
siempre, encendí la luz y corrí a verificar que la ventana estuviera cerrada,
tire de ella con fuerza un par de veces y no se abrió, estaba completamente
cerrada, quizá mi cerebro ya estaba jugándome malas bromas, iba a girarme a
buscar mi computadora portátil cuando un movimiento en el jardín me puso
alerta, eran los gemelos jugueteando en la acera, lucían cansados y desde mi
lugar podía ver el rastro de sudor en sus cuerpos, no es como que no fuera
evidente claro, sus camisetas estaban empapadas, para mi mala suerte Kieran fijo su mirada en
mi ventana y no pude ser lo suficientemente rápida para evitar que me viera, me
sonrió y saludo con su mano, estaba atrapada, cuando Aidan volteo a verme solo
pude saludar suavemente y cerrar las cortinas.
- Genial, ahora pensarán que soy una acosadora o algo así –
me dije a mi misma – ¿Cómo podre almorzar con Aidan mañana ahora?, no podré
quitar de su egocéntrica cabeza que soy una acosadora, ¡Bien hecho Eyre, sabes
cómo humillarte!
- No es ninguna humillación observar – escuche y di por hecho
que había sido Kat hasta que capte el hecho de que había sido una voz
masculina, mire cuidadosamente por toda la habitación y seguía tan vacía como
el cerebro de Becca cuando había entrenamiento de futbol.
- ¿Hola? – dije no muy convencida y realmente no sabía que
esperaba, ¿Un fantasma?, afortunadamente nadie respondió, definitivamente mi
mente cansada estaba jugándome malas pasadas.
Por un rato todo estuvo en una calma inmensa, no ese tipo de
calma que te hace sentir incomoda y ensordece tus sentidos, era una calma
pacifica, no había señales de fantasmas merodeando, saque el cuaderno viejo que
robe del cajón de la mesa de noche de mi madre, era hermoso, pastas gruesas y
ligeramente desteñidas por el tiempo, las hojas eran amarillas y había un
montón de dibujos y algunos textos que no podía descifrar el idioma en que
estaban, era enigmático, era hermoso y yo no podía darle más uso que de alguna
especie de diario.
Comencé a garabatear en él, mamá decía que cuando te
sintieras asfixiada por alguna emoción dejarás que todo fluyera fuera de ti a
través del lápiz y el papel, cuando terminabas te sentías mejor o al menos lo
olvidabas. Dibuje una cabaña de madera, de esas rusticas que salían en las
películas, junto a ella un gran árbol, aves volando por lo alto…
- Aves – me dije a mi misma, un recuerdo atravesó mi mente en
forma de una gigantesca nube de imágenes sin sentidos, no lograba darle forma,
me levante de mi lugar con una sensación desesperada oprimiendo mi pecho y salí
de mi habitación, miré a mí alrededor por unos segundos sin saber que hacer o a
donde ir, camine por todo el pasillo y baje corriendo las escaleras, aun no
sabía a donde ir pero sabía que necesitaba salir para despejar mi mente.
- ¿A dónde vas? – preguntó Katlyn desde el sofá mientras me
miraba fijamente con extrañeza, la imagen congelada de un grupo de niñas
vestidas con grandes sombreros que terminaban en punta y unas desordenadas
escobas en sus manos llamo mi atención.
- Brujas – dije en voz alta a nadie en particular.
- ¿Brujas? – Katlyn preguntó con el ceño fruncido y acto
seguido fijo su mirada en la pantalla, comprensión lleno su rostro - ¡Ah
claro!, sabes que me encantan estas cosas, ¿Quieres verla conmigo? – Ella había
dejado de ponerme atención, puso play a la película y una vista general de un
gran bosque paso por la pantalla, algo pulso en mi mente y entonces salí de la
casa deprisa.
Corrí por la acera sin saber exactamente a donde me dirigía,
todo lo que podía hacer era seguir corriendo,
cuando me encontré a mí misma justo frente al bosque estaba cansada, mis
pulmones ardían y estaba jadeante, camine sigilosamente adentrándome cada vez
más entre las sombras de los árboles, extrañamente no sentía temor, estaba
curiosa y me sentía totalmente en paz.
Me senté en un tronco caído en medio de la nada, no tenía
idea de que estaba haciendo pero me sentía tranquila, trate de acomodar el
remolino de ideas y recuerdos que era mi mente. La luna iluminaba
magníficamente el bosque, solo podía escuchar el sonido lejano de alguno que
otro pequeño animal merodeando probablemente en busca de comida, entonces el
recuerdo me golpeo tan fuertemente que tuve que cerrar los ojos y sujetarme
la cabeza con las manos.
Había aves volando alto en el cielo sobre las copas de los
árboles, eso no es ninguna novedad pero era lo primero que estaba a mi vista.,
mi madre…no, no era mi madre, era otra mujer, ella me tenía cargada pero no
estaba prestándome atención, ella hablaba con otras personas, miré en todas
direcciones buscándolo, él no estaba, pero había mucha gente y luciérnagas por
montones a nuestro alrededor.
“Eres nuestra única esperanza” dijo la mujer en voz baja
cerca de mi oído mientras sobaba mi espalda demandando atención. Yo no podía
comprenderla, yo solo quería volver a verlo, él me había prometido todos los
juguetes que quisiera, lo había prometido.
- ¿Qué haces aquí? – di un salto de susto, no había sentido
llegar a nadie, me sobresalte tanto al salir de mi trance que perdí el
equilibrio y caí del lugar donde estaba sentada. Una mano rodeo mi brazo y me
ayudo a levantarme – Tranquila, no te espantes, solo soy yo – dijo con voz
suave casi tierna y me sentí aliviada al instante, levante mi cabeza y lo vi,
lucia diferente a todas las otras veces que lo había visto.
- Te ves distinto – fue lo primero que salió de mi boca, él
me sonrió de manera reconfortante.
- Tú me ves distinto – dijo simplemente y no pude entender a
qué se refería.
- No lo entiendo – respondí, necesitaba que fuera un poco más
explícito pero aparentemente no lo conseguiría.
- Tengo esperanza en que lo harás mo chuisle.
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