18.12.16

Primera parte serie SER: Soy

La mayoría de nosotros en algún momento de nuestra vida nos enfrentamos con esta temida y confusa pregunta:

¿Quién soy?

Tendemos a vivir esta etapa llena de dudas existenciales y cuestionamientos intensos sobre nosotros mismos de una manera que muchas veces puede resultar errónea, llegamos a creer que somos a lo que nos dedicamos o lo que las demás personas dicen que somos, y estas ideas además de ser erradas son ideas y conceptos que no son nuestros, no nos pertenecen.

Durante la adolescencia y la niñez oímos constantemente que tenemos que estudiar para llegar a ser alguien, que debemos preocuparnos por tener un buen empleo cuando seamos mayores para poder llegar a ser alguien en esta vida.

La verdad es que nosotros ya somos alguien desde el momento en que nacemos, somos un ser individual, único, poderoso e infinito y nos cuesta trabajo aceptarlo, nos cuesta poder llegar a creer fielmente en este hecho; tenemos una tendencia natural a encontrar nuestra identidad en nuestros roles de vida, nuestra personalidad, nuestro trabajo, nuestro cuerpo, nuestra cultura, nuestro pasado, y nuestros sueños, pero en realidad, todas esas cosas son aspectos temporales y externos de nosotros mismos, influyen en tu vida, pero no te definen. 

Nuestra verdadera identidad esta en lo más profundo de nuestro ser.

No somos nuestro cuerpo o aspecto físico, este cambia constantemente, lo ha estado haciendo desde que nacemos, simplemente a través del flujo constante de renovación celular.

No somos nuestras emociones o personalidad, estas son cambiantes también.
Nuestra naturaleza esencial, lo que realmente somos es lo que muchas religiones y tradiciones llaman; Espíritu o alma.

El espíritu es eso que somos por naturaleza, todo lo que somos desde nuestro nacimiento y que poco a poco se ve corrompido por ideas y costumbres cultivadas en nosotros en nuestra infancia.

Las cualidades propias del espíritu son: amor, compasión, ecuanimidad, alegría, creatividad, intuición y la dicha.

Basta con poner atención a los niños pequeños, puros, amorosos y compasivos, son felices con cosas muy simples, siempre tratan con amor a otros seres vivos y hacen amistad con facilidad, sin prejuicios, sin detenerse a juzgar.

¿En qué momento perdimos esa habilidad?, ¿En qué momento olvidamos quiénes somos?, ¿Por qué vivir para satisfacer a los demás?

Que tú nuevo propósito al igual que el mío, sea reencontrarte contigo mismo, aprender a volver a ser quien realmente eres, sin miedo, sin pena a lo que los demás puedan pensar, si ellos piensan negativamente sobre quién eres el problema no es tuyo, es de ellos.

Tú estarás liberada, podrás SER libre y plena a cada instante, y cuando te decides a dejar fluir tu verdadera esencia el universo juega de tu lado.



La auto aceptación comienza cuando vamos más allá de nuestros pensamientos y nos asumimos tal cual somos. Por ello es importante cultivar el amor propio constantemente.



 

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